Zihuatanejo, Gro. a 09 de junio 2018. Una manta lo advierte, desde todo lo alto: Pablo Amílcar Sandoval Ballesteros y César Nuñes Ramos son factores de riesgo y división para la causa nacional Juntos haremos historia. Sobre estos dos aparecen acusaciones muy serias. En la misma manta, van algunas de las imputaciones que se les hacen, desde el mismo interior del partido Movimiento de Regeneración Nacional, morena: “imposiciones”, “amiguismo”, “nepotismo” e “influyentismo”. Pero la cosa va más allá; no para ahí. Y, ni modo, alguien quiso recordárselo al candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador, durante su reciente visita a Zihuatanejo, el pasado 8 de junio. Sin duda, más de un par de ojos están y estarán siempre atentos a todo cuando sucede en el entorno morenista, además de hacerlo, ya de suyo, los seguidores, simpatizantes y partidarios del candidato presidencial. Decíamos que la cosa no para ahí: Quizá lo peor para ese par, Amílcar y César, sea la acusación implícita en la aclaración que los autores de aquella manta formulan, cuando sobre la misma manta escriben, acerca de sí mismos: “SOMOS MILITANTES COMPROMETIDOS DE MORENA, NO SOMOS INFILTRADOS.” (Puesto, así, con mayúsculas, para darle mayor realce a los ardientes señalamientos). Luego, entonces, ¿quiénes sí son “infiltrados”?, dirá usted. Pues ahí mismo está la respuesta: Los operadores y beneficiarios del amiguismo, el nepotismo, el influyentismo, de las imposiciones. ¿Quiénes? Ahí están los nombres: Amílcar y César. En todo caso, ¿por cuenta de quién están ahí? ¿Para quién trabajan, en realidad? ¿Qué intereses representan? La relevancia del caso se subraya debido a los cargos que ocupan el uno y el otro de los políticos mencionados: Amílcar Sandoval preside el Comité Ejecutivo Estatal de morena, y es candidato plurinominal a diputado local, en tanto César Nuñez funge, nada más y nada menos, que como enlace nacional de morena en el Estado de Guerrero. Esto nos hizo recordar que ya, desde hace tiempo, algunos precandidatos a cargos de elección popular en Guerrero han exigido a morena, públicamente, la destitución de Pablo Amílcar y de César Núñez, por la imposición de candidatos importados, es decir, de “chapulines” de otros partidos que, de alguna manera, saltaron hasta caer en lo blandito de una bandera seguramente ganadora. Desde entonces, los inconformes vienen advirtiendo que el primero de julio habría una votación diferenciada, únicamente a favor de AMLO y de aquellos otros candidatos cuya calidad moral estuviera más allá de cualquier duda. Llegado su momento, seguramente después de la contienda, el caso volverá a ser tema de disputas internas y hasta quizá sea investigado al interior de morena. Medidas como ésta serían urgentes, porque las acusaciones no son menores y tal situación puede meter una larga y muy conocida cola peluda y ocasionar muy graves daños a la coalición Juntos haremos historia, en el corto, el mediano y el largo plazos. La historia no es nueva, sino que viene de atrás y nos advierte sobre los vicios propios, heredados del sistema político mexicano; ahora, apunta hacia problemas de división interna y hacia un sordo propósito de arrebatar posiciones importantes y hasta de desbarrancar un proyecto, una causa nacional que va más allá de personalidades relevantes y de partidos, aunque, para el día de hoy, pese a todas sus deficiencias, este proyecto sea poco menos que invencible. Ya se sabe: Si no puedes vencer a tu enemigo, únetele. O, bien, métele un Caballito de Troya o dos o más caballitos troyanos que al fin, ya desde el interior de su plaza, algo podrás en su contra y, en el peor de los casos, lograrás camuflarte entre los vencedores y medrar de su triunfo, mientras esperas tu hora. Ahí, pues, en Zihuatanejo, una de esas mantas nos ha hecho recordar no pocos casos de mano negra en la selección de candidatos en el Estado de Guerrero, ocasionándose además, con todo ello, que algunos grupos no jalen parejo o, de plano, que tiendan cada uno para su lado. El daño a la causa de la unidad es evidente y quedan en riesgo algunos o muchos votos que son siempre muy valiosos en unas elecciones como la que se avecinan. La Presidencia de la República, senadurías, diputaciones federales y locales, presidencias municipales, regidurías… Todo esto también está en juego en Guerrero… No faltarán quienes, sobre la descomposición tempranera que se advierte, pongan la etiqueta de los males menores, de los riesgos calculados o bien, de lo inevitable en un sistema político como el mexicano, siempre cuestionado por sus vicios. Es casi un hecho que AMLO será nuestro próximo presidente de la república y que muchos, tal vez la gran mayoría, de quienes aspiran a cargos de elección popular, cobijándose bajo su figura, lograrán sus fines. Pero no se pierda de vista que defectos, abusos y vicios como los que ahora nos ocupan, están dando al traste con la mafia del poder, con el PRIAN y con aquella otra alternativa partidista, ya también fallida, conformada en su momento por una nutrida gama de ex priístas, liberales, izquierdistas de toda especie y hasta de ex guerrilleros, reducida ahora a chamacada partidista, la misma que apenas unos años atrás aparentaba ser una buena alternativa para mejor gobernar nuestro país. Ahora, también es seguro que con el triunfo electoral lopezobradorista anunciado, algunos de esos “infiltrados” y “chapulines”, entre quienes habrá auténticos miembros de la mafia del poder y prianistas camuflados, escalarán posiciones de mucha responsabilidad, valiéndose de la causa Juntos haremos historia que, dicho sea de paso, vino a renovar las esperanzas del país. Habrá que permanecer vigilantes para denunciarlos y atarles las manos cada vez que intenten hacer de las suyas. Seguramente, AMLO estará agradecido de contar con una sociedad atenta y crítica para ayudarle a sacudirse a las rémoras de la mafia del poder y a bien gobernar.

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