CIUDAD DE MÉXICO (proceso.com.mx).- Ante el pleno de la dirigencia, miembros del gabinete, legisladores, gobernadores y expresidentes del partido, José Antonio Meade encabezó el 89 aniversario del PRI donde anunció que éste entra a una nueva etapa ciudadana, asumiéndose como un candidato ciudadano antes que militante y aseguró que ganará la elección presidencial.
“El futuro que queremos para México es el de una potencia”, exclamó exultante Meade y entre los gritos de “¡México chingón!” arengó: “¡Como queremos a México! ¡Lo vamos a construir juntos ese México chingón y juntos vamos a ganar!”
El candidato presidencial del PRI aseguró que él habrá de ganar porque México no quiere saltos al vacío, tampoco aventuras políticas, retrocesos, ni demagogias.
Haciendo alusión al discurso de hace 24 años de Luis Donaldo Colosio ante miles de priistas reunidos en el Monumento a la Revolución y ante cientos congregados en la sede nacional del PRI colocados debajo de una carpa, Meade propuso iniciar una nueva etapa en el priismo en un partido “con vocación ciudadana”, y castigar a los corruptos y a quienes violan la ley.
Sin embargo, el evento de aniversario del PRI fue a su más viejo estilo, con acarreados de todo el país y poniendo en el escenario detrás de Meade a mujeres y hombres indígenas que aplaudían de manera automática el discurso del candidato presidencial que no es de su partido, además de que buena parte de su discurso lo centró en criticar a Andrés Manuel López Obrador y a Ricardo Anaya, aunque no los nombrara.
“Nadie puede dejar de explicar de qué ha vivido, ningún candidato puede usar la contienda para lavar sus culpas y su dinero, no hay cortina de humo que valga, el que la hace debe pagarla”, exclamó el aspirante del PRI.
Meade criticó que se quiera regresar a la época del caudillismo y aseguró que si gana, no permitirá la corrupción.
“No vamos a permitir un México de caudillos ni de mesías”, sostuvo al hacer un recuento de los 89 años del PRI, de la importancia de figuras como Plutarco Elías Calles y Lázaro Cárdenas, así como del apoyo de los sectores sociales subrayando en varias ocasiones el de los petroleros.
Orador único del evento realizado en la sede nacional del PRI a donde llevaron varios miles de simpatizantes concentrados debajo de una carpa instalada en el estacionamiento, enfatizó que el partido entra a una nueva etapa en su historia y se abre a un perfil ciudadano. De hecho, se asumió más como un candidato ciudadano que como priista.
Meade hizo un reconocimiento al gobierno de Enrique Peña Nieto al asegurar que con él los mexicanos forjaron un pacto por el país. Afirmó que son muchos los resultados del peñismo y destacó que el sistema penal inició la renovación más profunda en un siglo; el Estado recuperó la rectoría de la educación y la modernización de sectores como el energético, de telecomunicaciones y el agroindustrial que según él generó más empleos que cualquier otra administración, ganándole a la pobreza extrema.
Sin embargo, reconoció que se han cometido errores y políticas que pusieron en riesgo la estabilidad del país.
“Porque conocemos y reconocemos políticas equivocadas, estamos decididos a impedir que el país vuelva a tropezar. Hace 28 años el priismo y mi generación fuimos convocados para trabajar por un país que hoy todavía tiene, como dijera Luis Donaldo Colosio, hambre y sed de justicia. Hay en México legítimas expresiones de enojo y decepción, hay en México un fundado reclamo, malestar e indignación por la inseguridad y la violencia, por la impunidad y la corrupción, pero hay en México millones de servidores públicos de todos los partidos, priistas y ciudadanos, ellos y yo como nadie repudian la corrupción y exige que se castigue a quienes han violado la ley, sean del partido que sean”, exclamó en medio de aplausos de los priistas.
Aseguró que ante los que incumplen la ley, marcan distancia: “Pintamos la raya contra los que se han aprovechado para llenar sus bolsillos a costa de los demás”, insistió al indicar que los retos son grandes y que habrá de enfrentarlos con capacidad, inteligencia y firmeza.
Meade retomó en varias ocasiones el discurso de Colosio para afirmar que el PRI es la opción del cambio y para hacer un llamado a los priistas: “Salgamos a dar la batalla de nuestras vidas”, porque –aseguró–la de julio será una elección fundacional.
El exsecretario de Hacienda sostuvo también que esta es una elección ciudadana y les pidió los priistas hacer equipo, agradeciendo que sin ser del PRI es su candidato presidencial.
Meade pidió reformar el partido para conectarlo con las exigencias de la ciudadanía y ante los priistas se asumió como ciudadano, no como militante, aunque recordó que es hijo de un priista: Dionisio Alfredo Meade.
“Soy un candidato por México, soy un ciudadano, así me asumo, así me concibo, ofrezco lo que soy, un ciudadano con una trayectoria limpia, con una vocación de servicio, con claridad de visión cultural, económica y social, con un profundo amor a México. No promuevo odios sino respeto, no aliento división sino unidad, no creo en los extremos que polarizan, soy un hombre con experiencia, soy un hombre con ideas propias”, manifestó.
José Antonio Meade destacó que ahora el PRI inicia una nueva etapa con perfil ciudadano y enumeró cuatro compromisos: primero con la ley, el orden y la seguridad, porque aseveró que “contra el crimen no puede haber concesiones”.
Anunció la creación de una comisión de ética en el PRI al sostener que es inconcebible plantear el perdón a los delincuentes, en referencia a la propuesta de amnistía de López Obrador.
Declaró que a los criminales les van a quitar los bienes y las armas para dejar de vivir con miedo. “El destino de corruptos y criminales será el de la cárcel, no más”, enfatizó.
Como segundo compromiso, ofreció fortalecer la economía familiar. En tercer lugar, educación gratuita y de excelencia y en cuarto lugar una política social más cercana a la gente.
Para cerrar su discurso, Meade fue categórico aseverando que llegó el momento de decidir entre un proyecto que va hacia atrás por uno que mira al futuro, entre perder o ganar.
“México pierde al poner en riesgo a las instituciones que hemos fundado, ganamos cuando las hacemos más fuertes; México pierde al rendirse ante la corrupción y las mentiras, ganamos siempre cuando ponemos la ley por delante, procesamos a los corruptos y damos seguridad a las familias; México pierde al dar amnistía y fuero a los criminales que han sembrado el dolor en tantos hogares, ganamos al quitarles las armas, el dinero y los bienes, ganamos al meterlos a la cárcel”.
Y concluyó al decir “¡Yo mero a la cabeza, vamos a ganar!”, tratando de contagiar a los presentes que fueron llevados al PRI desde las primeras horas del domingo.